domingo, 28 de agosto de 2011

Comparar está de moda: el caso Quora

Estamos viviendo una época en la que comparar está de moda. Todo se compara porque todo "compite" y nadie se preocupa de que se comparen "peras con manzanas", que las comparaciones sean injustas, desiguales y odiosas. De eso nadie se preocupa.
En este sentido he leído y escuchado por ahí que Quora está muriendo porque sus números han decaído o porque no ha llegado a ser tan popular en crecimiento como Google+, Facebook o Twitter.

Veamos. Medir cantidad no es medir calidad. Ya lo sabe alguien que sepa de música y "compara" los números de Justin Bieber con los de Ígor Stravinski.

Quora apareció en la lista de las 50 mejores webs de 2011 que publica la revista Time. Y aquí agrego que esto de estar respondiendo preguntas y leyendo respuestas no es una afición popular por estos días que digamos. Hoy lo popular es lo fácil y lo bonito. Bueno, siempre lo ha sido (Y por esto Twitter tampoco es la TV).

Considero a Quora una excelente extensión para Twitter, viendo a este último como una "red de información", más que una red social. ¿En qué sentido? Que te permite contribuir al conocimiento colaborativo, al cognitive surplus, cuando los 140 caracteres no alcanzan. Para esto también son buenos los blogs, pero Quora añade que busca ser una red social de conocimiento.

Hay mucha información valiosa en Quora, pero hay que buscarla con paciencia (otra cosa que falta en estos días). Por esto en algún momento tuitié: El que sabe, sabe y el que no sabe, sabe buscar en Quora.

Y por ahora me parece muy acertada la estrategia de sus fundadores de restringir la red sólo al inglés, porque a pesar de ser discriminatorio, les permite proteger la calidad de los datos que allí se comparten. Pero tampoco debieran perder la oportunidad de entrar en algún momento a otros mercados, ya que allí tienen una clara opción de crecimiento.

Lo que está claro es que por ahora su modelo de negocio es más similar al de Wikipedia.

jueves, 25 de agosto de 2011

Almuerzo de tuiteros con el Presidente

Fue una sorpresa. El lunes recibí un correo electrónico que me invitaba a nada menos que "un almuerzo con el Presidente en La Moneda". A esa hora tenía ya compromisos, pero bueno, no se le puede decir que no al Presidente.

Y aclaro más este punto: No se puede decir que no, porque esa sería una actitud que pecaría de arrogante y soberbia ya que aunque uno piense distinto siempre debe haber espacio para el diálogo y la diplomacia. No es de sabios resolver los problemas a golpes. ¡Y qué mejor instancia para escuchar y ser escuchado por el Presidente que un almuerzo!

Antes había visitado La Moneda primero como escolar descubriendo el patrimonio histórico y luego como periodista gastando algunas horas en los patios y en "La Copucha" (los colegas entenderán). Hoy lo hice como tuitero. Lo de "influyente" no me lo creo.

Llegué temprano y a pesar de ser un día complicado, pasé los cordones policiales y fui recibido con mucha gentileza por la Guardia de Palacio. Subí al "segundo piso" y me dejaron esperando en el Salón Amarillo hasta que llegó la Primera Dama y el Presidente.

Éste nos hizo un par de bromas, nos tomamos la fotografía oficial de rigor (en el Salón Azul con un increíble Matta) y luego nos enseño su oficina en un sector que no fue utilizado como tal por los anteriores mandatarios, "salvo por Patricio Aylwin", explicó. El ambiente estaba bastante ameno, "casero".

Luego pasamos a la mesa. Los puestos ya tenían nuestros nombres. Quedé ubicado entre @elquenoaporta y @alaluf. Al frente tenía a @juanpablosweet. El menú incluyó carpaccio de entrada, carne al vino de fondo y flan con helado de postre. Muy rico.

Ya eran como las 14:30 hrs (la cita era para las 13:50 hrs). ¿De qué se habló? De muchas cosas. Hasta salió en la conversación el Colo y la U. Pero los temas conversados a fondo fueron el rol del gobierno frente a las movilizaciones; la política comunicacional de La Moneda; y -una vez más- el "fenómeno" de las Redes Sociales. ¿Destacable? Que el Presidente escuchó las críticas de tuiteros opositores al gobierno dando un ejemplo de tolerancia, respeto, democracia y educación.

Por mi parte planteé escuetamente tres temas que efectivamente me preocupan demasiado:
  • La enseñanza a los niños acerca de las diferencias entre la vida privada y la vida pública;
  • Sobre la multiplicación de la desigualdad debido a la brecha digital;
  • Y acerca del fin del monopolio informativo que tenían los medios de comunicación tradicionales y la oportunidad que esto tiene para personas y organizaciones. En este caso el Gobierno.
En fin, fue una tremenda experiencia y me siento muy privilegiado por la oportunidad. Y quisiera destacar que es muy loable que el Presidente destine parte de su escaso tiempo a escuchar a un grupo de tuiteros.

Fin del almuerzo. Vea la foto oficial.

viernes, 5 de agosto de 2011

Antes de tomar la cacerola...

Algunas ideas para reflexionar:

"El hombre-masa no quiere deberes, sino reclama derechos. Esta esquividad para toda obligación, explica en parte el fenómeno entre ridículo y escandaloso de que se haya hecho en nuestros días una plataforma de la juventud como tal. Quizá no ofrezca nuestro tiempo otro rasgo más grotesco. Las gentes, cómicamente, se declaran 'jóvenes', porque han oído que el joven tiene más derechos que obligaciones, ya que puede demorar el cumplimiento de éstas hasta las calendas griegas de la madurez".

"Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo -en bien o en mal- por razones especiales, sino que se siente "como todo el mundo", y, sin embargo, no se angustia, se siente a sabor al sentirse idéntico a los demás."

"Como se dice en Norteamérica ser diferente es indecente. La masa arrolla todo lo diferente, egregio, individual, calificado y selecto. Quien no sea como todo el mundo, quien no piense como todo el mundo, corre el riesgo de ser eliminado. Y claro está que ese "todo el mundo" no es "todo el mundo". "Todo el mundo" era normalmente, la unidad compleja de masa y minorías discrepantes, especiales. Ahora todo el mundo es sólo la masa. Este es el hecho formidable de nuestro tiempo, descrito sin ocultar la brutalidad de su apariencia".

La Rebelión de las Masas, José Ortega y Gasset, 1929.

Ver también: ¿Y los magníficos deberes?, columna de Juan Ignacio Brito en La Tercera.

PD: Aclaro que el movimiento estudiantil me parece válido, porque hay motivos (aunque no sé si todos) para quejarse (y siempre los habrá en toda la existencia del hombre).

Sin embargo, también hay formas para avanzar. Las propuestas del gobierno hoy han sido concretas y fuertes. La educación es algo muy complejo -un problema que lleva muchos años- y muy delicado como para que se torne en un simple juego político-ideológico con el gobierno de turno. Se debe dialogar con altura de miras.

Imagen tomada de ReformaEducacional.cl



Camila Vallejo (FECH), invita a movilizarse por una educación pública sin deuda



jueves, 4 de agosto de 2011

"La conciencia"

Hoy retomé la tremenda serie Mad Men y en el segundo capítulo de la tercera temporada (titulado Love Among The Ruins), Steerling & Cooper (la agencia de publicidad en la que trabaja Don Draper, el protagonista de la serie, como director creativo) se enfrenta a perder un cliente que eran nada menos que el proyecto de construcción del Madison Square Garden.

El conflicto comunicacional era el siguiente: La gente de Nueva York se movilizaba para protestar por este nuevo proyecto, acusando que destruía una arquitectura clásica de la ciudad, la Penn Station.

El siguiente es el diálogo entre Don Draper y Edgar Raffit, el hombre detrás del proyecto, en un momento en que Draper quiere recuperar la confianza de Raffit para que siga con la agencia:

Don Draper: In the interest of time, you want to demolish Penn Station and New York hates it.
Edgar Raffit: Not all of New York - A vocal minority.
Don Draper: Can they stop it?
Edgar Raffit: Well, I think all the hubbub is making it unpleasant for...
Don Draper: [interrupts] But they can't stop it, can they?
Edgar Raffit: Why do you people insist on making us sound like villains?
Don Draper: Your concern over public opinion shows a guilty conscience. What good is that serving you if what is to be done is already under way?
Edgar Raffit: So let's say I don't have a guilty conscience.
Don Draper: Good. And let's also say that change is neither good nor bad, it simply is. It can be greeted with terror or joy, a tantrum that says "I want it the way it was," or a dance that says, Look, something new!"
Edgar Raffit: Would you draw the line at 50 percent?
Don Draper: I'm not drawing a line at all. P.R. people understand this, but they can never execute it. If you don't like what is being said, then change the conversation.
Edgar Raffit: What is that conversation?
Don Draper: I was in California. Everything is new, and it's clean. The people are filled with hope. New York City is in decay. But Madison Square Garden is the beginning of a new city on a hill.

Fuente: IMDB

Raffit se pregunta por qué la gente (una minoría) los considera villanos. Y Draper sale con una respuesta fabulosa: "Tu preocupación por la opinión pública demuestra que tu conciencia no está tranquila".

Qué cierto es esto. Cuando uno está completamente seguro de que un proyecto es bueno, no existe la necesidad de hacer "propaganda" para contrarrestar la voz de una minoría, porque finalmente la verdad prevalecerá. Pero esto no ocurre cuando hay duda o cuando alguien se adorna para aparentar ser atractivo.

Siempre quien esconde una verdad que él conoce no tiene su conciencia tranquila. Podrá convencer al otro, pero él siempre sabrá que miente.