Según cuenta Wikipedia, hace más de 40 años (sí, cuarenta años, léase como una eternidad) que comenzó el uso del correo electrónico, siendo un precedente de, nada menos, que la Internet.
Asimismo, recuerdo que hace unos 10 años mi primer paso en la "red de redes" fue a través de mi correo-e universitario. Y desde entonces (y cada día más) mi vida se ha ligado al e-mail.
Sin embargo hoy el e-mail como producto está enfrentando una crisis. Está maduro y debe buscar nuevas fórmulas para seguir creciendo (o quizá algo más esencial: ser útil).
La batalla se la están dando fuerte el RSS; los nuevos sistemas de mensajería instántanea (Windows Live Messenger, Yahoo! Messenger, GTalk...); el boom del nanoblogging (Twitter, Jaiku...); y hasta los mismos wall posts en redes sociales como Facebook u otras.
Vamos a la práctica. Mi correo sigue muy vigente. Lo reviso a cada minuto (casi obsesivo) y siempre tengo varios correos nuevos en lista de espera. Mi tiempo es escaso y, por ende, evito todo aquél que me insinúe que perderé mi tiempo. Abro (distinguir de "leo") sólo aquellos que son de mi interés y leo (ahora sí) sólo los que realmente tras abrirlos captaron mi interés y confianza (ojo con esta última palabra).
¿A dónde quiero llegar? (porque por algo le puse a este post e-mail marketing...)
Estoy suscrito a varias empresas que "electrónicamente" me envían promociones (y rara vez informaciones). Casi nunca las abro. Mmmm... el 5% de las veces las leo.
Voy más atrás...
Todavía recibo correo postal en mi hogar. Es más efectivo... casi siempre lo abro, pero 1% de las veces me encuentro algo interesante ¿Qué impresión me deja como cliente?
Comparando números...
Los RSS de un sitio al que estoy suscrito deben tener un porcentaje de apertura de un 80% y de lectura de un 50 ó 60%. En mi e-mail lo único que alcanza esos porcentajes es la cantidad de e-mail marketing que acaba en mi bandeja de spam.
¡Y esto no lo digo yo! Uno de los gurús del marketing online, Seth Godin, afirmó en su blog -a mediados de 2004- que el spam paulatinamente acabaría con el e-mail:
"It's become more and more clear to me over the last five years that email is simultaneously too powerful (people who read it jump) and too weak (spammers have trained us not to read it) to last for much longer".
Es cierto. Godin quizás se adelantó mucho, pero hoy la crisis está muy presente y no sólo por el spam. Como ya mencioné, ahora hay otras amenazas.
En otro post más actual (julio de 2007) Godin concluye que el e-mail a diferencia de los folletos o del correo postal se caracteriza por buscar una respuesta (y por consiguiente, si esta no es alta, -no, un 10% no es una cifra alta-) estoy perdiendo el tiempo:
"If your emails read like direct mail letters or look like brochures, you're wasting time and effort".
¿Es efectivo entonces el seguir invirtiendo en e-mail marketing? Sin duda que aún lo es, pero si no se comienza ya a trabajar (e innovar) en otras áreas, en poco tiempo tus clientes cada vez más relacionarán tu empresa con la Papelera o el Tacho de la Basura de sus correos electrónicos.
¿Es eso lo que quieres?
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