Me sorprende como muchas empresas, la gran mayoría, se empeña en mejorar y hacer cada vez más marketing para "estar" vigentes -luchando por estar al día y participando de cuanta cosa hay- , pero no se preocupan de lo que de verdad importa: que el producto este a la par de lo que intentan vender. (Para mí, la P más importante del marketing).
¿Para qué empeñarse en dar a conocer a alguien algo que no le va a interesar o gustar? ¿Por qué no enfocarse en hacer un buen producto y dejar que el marketing fluya de forma natural?
Seguro que muchos marketeros no coincidirán, pero es que no adecuarse a la verdad, o sea, mentir (aunque sea de forma pequeña, como los anuncios publicitarios hacen siempre al vender ilusiones alejadas a la realidad) está cada día más añejo.
Afortunadamente ya no es cool ganar dinero engañando, porque si lo haces tu empresa y marca pronto serán ruinas.
Las comunicaciones hoy son bilaterales. El futuro está en la conversación, en saber escuchar. Oir al cliente y ofrecerle el producto más cercano a lo que busca, dentro de las posibilidades (por supuesto).
¿Para qué crear ilusiones si no se harán realidad?
Insisto y lo haré siempre: El marketing bien hecho es aquel que logra captar lo mejor del producto y, de acorde a ello, logra que el cliente no sólo consuma, sino que recomiende el producto/servicio tras crear una relación de confianza con una marca que cumple.
No hay comentarios:
Publicar un comentario